Es clásico que en los primeros días de mayo todo gire en torno a celebrar a mamá y a quebrarnos la cabeza en qué regalarle y cómo demostrarle nuestro cariño. Somos una cultura en la que la figura materna juega un papel fundamental en la familia, y como un pilar en la institución social, incluso más que la figura paterna.
Basta con ver Coco, una película que refleja la idiosincrasia del mexicano y muestra cómo el padre es el gran ausente, haciendo que la figura materna sea la que toma las riendas del hogar al principio de la historia.
Nuestra misma cultura desde tiempos prehispánicos ha dedicado mucha de su devoción a la mamá como la gran dadora de vida, regente y origen de todo, símbolo de fertilidad y abundancia.
Tonantzin, cuya etimología significa “nuestra amada madre” era una deidad dadora de vida, benevolente y madre de los demás dioses que al conjugarse el sincretismo con la religión católica da origen al culto a la virgen de Guadalupe, y hoy por hoy, seamos católicos o no, nos identifica como mexicanos.
Esta asociación religiosa y hasta cierto punto divina, que se tiene a la figura de la madre no es exclusiva de México. Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.
De nuevo gracias al sincretismo, los católicos transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico, el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que los católicos adoptaron para la celebración del Día de la Madre.
En Inglaterra hacia el siglo XVII, tenía lugar un acontecimiento similar, también relacionado con la Virgen, que se denominaba Domingo de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus madres. Además, como muchas personas trabajaban para gente acaudalada y no tenían la oportunidad de estar en sus hogares, ese Domingo se les daba el día libre para visitar a sus familias.
En 1870 la poetisa y activista Julia Ward Howe escribió la Proclamación del Día de la Madre, un apasionado llamado a la paz y al desarme. Howe continuó trabajando por otras vías por los derechos de las mujeres y por la paz.
El 12 de mayo de 1907 dos años después de la muerte de su madre, Ana Jervis quiso conmemorar el fallecimiento y organizó un Día de la Madre para hacerlo. A partir de entonces encabezó una activa campaña que fue extendiéndose a todo el territorio de los Estados Unidos.
Finalmente se declaró en el año 1914, el Día de la Madre como el segundo domingo de mayo en Estados Unidos. Así fue gestado el Día Internacional de la Madre que después fue encontrando eco en otros países que lo adoptaron hasta tenerse la celebración conocida en la actualidad.
En México el Día de la Madre se celebra anualmente el 10 de mayo. Y se celebró por primera vez en 1911, pero no fue hasta 1922 cuando se habría institucionalizado.
Hoy en día, el 10 de mayo es el pretexto ideal para abrazar a mamá, decirle que la amamos porque sabemos que ella siempre estará ahí…para recordarnos que no nos pusimos suéter o para mostrar nuestras fotos de bebé con los amigos. ¡Feliz Día de las Madres!
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